Dicen que un gato aporta magia a un hogar, pero su adopción no es ninguna broma. Tengamos en mente estas precauciones.
Lo primero que debemos llevar a cabo es la desparasitación, tanto interna como externa. El gato debe llegar a nuestro hogar con una edad mínima de nueve semanas para así poder proceder directamente con las pruebas y vacunas.
El abanico de enfermedades víricas que nuestro felino puede contraer, es amplio. Leucemia, inmunodeficiencia, panleucopenia, herpesvirus felino, calicivirus y, coronavirus (tranquilo, no hay riesgo de transmisión felino – humano). Los síntomas pueden ser desde vómitos, anemia, bajada de glóbulos blancos, hasta alteraciones pulmonares, pero ojo que no son los únicos síntomas.
El calcivirus afecta al sistema respiratorio y a la mucosa oral. La leucemia felina afecta a los glóbulos blancos y rojos. La panleucopenia y coronavirus afectan al sistema digestivo. Y este último, además, al respiratorio.
Para detectar alguna de estas enfermedades, la mejor prueba es la PCR, ya que es la más eficaz, Se extrae una pequeña muestra de sangre, se envía al laboratorio y con certeza se sabrá qué enfermedades afectan a nuestro gato, para así poder tratarlas.
Una vez sabemos los resultados, procedemos con la vacunación. Estar completamente sano es lo más sencillo, ya que solo hay que proceder con el total de vacunas, pero una mascota enferma requiere de un procedimiento personalizado que solo el profesional veterinario puede determinar.
En el caso de que nuestro gato esté sano, se procede con dos dosis de vacunas en un intervalo de tres semanas, con una revacunación anual. Obligatorio tener el chip y la vacuna anitrrábica.
Y para terminar, el conocido caso de la toxoplasmosis. Nuestro gato no tiene por qué estar infectado, y si te quieres quedar más tranquilo, hay una prueba sencilla para verificarlo. Además, el gato expulsa al parásito mediante la secreción de heces. Recordemos que las heces han de ser recogidas con guantes o con distancia prudencial a nuestras manos. Por último, una vez recogidas las heces, hay que lavarse las manos. Es tremendamente difícil que nos contagiemos de toxoplasmosis. Pero hay que tener cuidado.
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…Y adopta un nuevo miembro para tu familia.