El principal motivo del miedo que algunas mascotas tienen a los petardos y truenos, es debido a su mayor capacidad auditiva. Podemos decir que escuchan tres veces más alto de lo que nosotros alcanzamos. Los humanos nacemos con capacidad de escuchar hasta 20.000 hertzios, mientras que los canes llegan a 50.000 (los felinos, hasta 60.000), y con una distancia cuatro veces superior.
Por muy juguetones que sean, los animales no conciben esos sonidos como jolgorio o un efecto natural, si no como una amenaza, generando su sistema nervioso mucha adrenalina y cortisol, la hormona del estrés. A los mareos o jadeos, se les une una imperiosa necesidad de huir de (lo que ellos consideran como) la posible amenaza, es por eso que estando fuera del hogar, hay que extremar las precauciones.
El miedo a los ruidos de petardos, en general, a los ruidos estridentes como los timbres, ciertos vehículos, fuegos artificiales, obras… es en muchos casos realmente una fobiay debe tratarse de manera anticipada a que se produzcan esos ruidos. La forma de hacerlo es, sobre todo, a través pautas de comportamiento
Marta Arroyo
Y añade algunas recomendaciones: evitar posibles lugares donde se lancen petardos, no dejar a la mascota sola en casa con las ventanas abiertas, preparar un refugio (que la mascota lo entienda como tal) o poner música relajante a nivel elevado. Mientras ocurre el suceso, es recomendable estar con nuestras mascotas en actitud relajada y jugar con ellos, para desviar su atención.
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