Cuando una mascota está sufriendo de una enfermedad, nuestro primer (y duradero) impulso, es hacer todo lo posible para aliviar los síntomas de esa enfermedad, para que pueda seguir con alegría una vida feliz y sin dolor.
Hoy en día, afortunadamente, hay muchos tratamientos que pueden ayudar a aliviar por completo, e incluso algunas de las enfermedades y afecciones más graves que afectan a los animales domésticos, incluyendo muchos tipos de cáncer, leishmaniosis y enfermedades del corazón.
Con el tiempo podemos llegar a ese punto, cuando los tratamientos ya no son de ayuda, y simplemente no existen tratamientos adicionales para probar. Podemos estar escuchando: «Esto ayudará a» o «esto va a resolver el problema», pero en cambio, el veterinario nos dice: «Bueno, hay una cosa más que podríamos hacer, y podría ayudar, pero tal vez no, y tiene una gran cantidad de efectos secundarios” … comenzamos a temer que el estrés del tratamiento continuado puede ser más perjudicial para la calidad de vida de nuestra mascota.
La cuestión sobre la calidad de vida, es quizás el factor más importante al considerar la dolorosa decisión de la eutanasia. Pero, ¿que es calidad de vida? ¿Cómo se puede determinar si un animal doméstico todavía está experimentando una buena calidad de vida, o si su nivel de sufrimiento ya no es aceptable?
Esa decisión es individual para cada mascota, y propietario. Sin embargo, hay algunos factores a considerar cuando se trata de evaluar su calidad de vida:
Una mascota, a menudo, pierde la movilidad. Un perro puede no ser capaz de subir escaleras o saltar de un coche; un gato puede perder la capacidad de saltar sobre una cama o una silla. En esta etapa tu mascota puede seguir sano y feliz. Podemos adaptar los muebles y obstáculos para su capacidad reducida. Sin embargo, si tu mascota apenas se puede mover, eso es otra cosa ¿Puede tu mascota llegar a tus pies sin ayuda? ¿Puede sentarse o acostarse sin mucha dificultad? ¿camina? ¿maneja las funciones básicas, como escarbar? ¿Llora? ¿se queja o gruñe si lo intentas mover?
¿Es capaz de comer? ¿Puede consumir una cantidad suficiente de alimentos (o digerirlos) para estar adecuadamente nutrido? ¿Regurgita inmediatamente después de comer? ¿Es incapaz de masticar, o tiene dificultad para tragar? ¿Le gusta comer, o le tienes que convencer a cada bocado? Una mascota incapaz de comer, es no ganará los nutrientes necesarios, pudiendo llegar a la inanición (malnutrición extrema).
Un número de enfermedades, incluyendo el cáncer, puede afectar a los pulmones. Cuando una condición hace que los pulmones se llenen de líquido o materia extraña (como las células cancerosas), una mascota pierde rápidamente su capacidad de respirar con facilidad o comodidad. Te darás cuenta de que tu mascota puede parecer que está jadeando, o que está haciendo muchos esfuerzos para respirar. También puede experimentar ataques de sibilancias. Si aparecen estos síntomas, pedir una radiografía de tórax para determinar el estado de los pulmones. Si el problema se debe a una alergia, infección, o asma, la medicación puede ayudar. También existen medicamentos que pueden ayudar si el problema se debe a una enfermedad del corazón, e incluso en las primeras etapas de diversos tipos de cáncer.
Puede ser difícil determinar si tiene dolor. Instintivamente, enmascaran la incomodidad tanto como sea posible. Sin embargo, puedes coger pistas al observar su postura y expresión ¿tu mascota tiene el ceño fruncido, o aspecto preocupado, en vez de relajado y feliz? ¿Se sienta encorvada o agachada y tensa, en lugar de relajarse y acostarse? La falta de movilidad también puede ser un signo de dolor.
Otra indicación del dolor es que se haga o busque un rincón o madriguera. Un animal con dolor va a buscar un lugar seguro donde no será perturbado por otros animales. Si tu mascota ha abandonado sus territorios habituales o sitios donde dormía, para dormir por la parte posterior del armario o en un punto debajo de la cama, puede ser señal de que siente dolor o angustia y se siente vulnerable.
Una indicación más obvia del dolor, es la reacción de un animal de compañía al tacto. Si tu mascota responde al tacto chillando, gruñendo o huyendo, esto es una clara indicación de dolor. A veces esto puede indicar un dolor localizado; si la mascota no quiere ser tocado en absoluto, sin embargo, puede indicar un malestar general.
Muchos dueños de mascotas se sienten terriblemente culpables por la molestia física que sienten cuando una mascota se vuelve incontinente. Ellos sienten que deberían ser más amorosos, más pacientes. La incontinencia, sin embargo, también puede ser estresante para el animal doméstico. Como un mecanismo de supervivencia básica, los animales aprenden a no orinarse donde duermen (por el olor, puede llamar la atención sobre su ubicación a otros animales o depredadores). Cuando un animal ya no puede controlar cuándo o dónde se orina o defeca, puede estar seguro de que no está contento con que se sepa su ubicación.
Las mascotas adultas, en ocasiones, desarrollan signos de capacidad mental disminuida. Puede parecer que «olvidan» cosas, como dónde se encuentra un juguete o el significado de una orden. Una mascota puede llegar a confundirse con su entorno y no recordarlo, y esta confusión puede convertirse en miedo. (En algunos casos, esta «confusión» puede ser el resultado de la pérdida auditiva o visual, a la que tanto tú y tu mascota, a menudo, podéis adaptaros).
La determinación de si tu mascota está «disfrutando» de la vida es, sin duda, una decisión subjetiva. Sin embargo, si has sido un gran observador de la conducta de tu mascota y actitud durante su vida, es probable que seas capaz de determinar cuando ya no parece «feliz». Sabrás cuando ya no parece tener ningún placer por su comida, sus juguetes, su entorno y, sobre todo, por el contacto contigo y con el resto de tu familia. La mayoría de las mascotas son tremendamente fáciles de complacer; cuando ya no resulta posible plantear un ronroneo o una cola moviéndose, tu mascota se sentirá triste.
Ante todo, y sobretodo, consultar con el veterinario. El ayudará a tomar la mejor decisión tanto para el como para vosotros a la hora de mejorar la calidad de vida de vuestra fiel mascota.