Un exceso de sol durante un paseo, o pasar demasiadas horas en la playa, puede poner en riesgo la vida de nuestra mascota. Ya lo alerta el Colegio de Veterinarios de Madrid desde hace meses, haciendo hincapié en que los animales deben tener a su disposición, agua fresca y limpia las 24 horas del día.
Advierten además, de que el asfalto callejero es extremadamente dañino para sus almohadillas, entre las 12:00 y las 16:00 horas. También es aconsejable cortar el pelo de la mascota, respetando como mínimo tres centímetros de longitud, ya que si bien un exceso de pelo les acalora, también les protege frente a quemaduras.
Vamos con los síntomas que nos avisan de un golpe de calor: salivación excesiva, vómitos, tropiezos, boca constantemente abierta, sangre en las heces o los constantes jadeos, son algunas señales que debemos tener en cuenta. Solución más rápida: buscar una sombra y refrescar su piel. Si la situación persiste, acudir a un veterinario.
Los golpes de calor afectan especialmente a perros y gatos por su pelaje denso y por su mecanismo para regular la temperatura corporal. Cabe recordar que estas mascotas sudan por las almohadillas y la nariz, a diferencia de los humanos que lo hacemos a través de los poros repartidos por todo el cuerpo.
Para controlar la situación, en el caso del perro debemos fijarnos en la lengua. Al aumentar la temperatura, se activa el jadeo. Para los gatos, basta con fijarnos en su nariz: si se mantiene húmeda, buena señal, no así si está seca, lo que puede significar un proceso febril.
Ante la deshidratación, lo más aconsejable es agua y sombra. Tanto perros como gatos quedan adormilados si el calor es asfixiante. Si la mascota está atravesando a una insuficiencia de cualquier tipo, hay que extremar las precauciones.
Vía: LaRazón.