Una mascota puede aportar grandes beneficios a nuestros niños, pero es necesario fomentar su vínculo.
Tener una mascota en casa nos trae grandes beneficios. Evitan que la persona esté sola, preservan el equilibrio mental, disminuyen la depresión… son seres que aportan mucho y piden poco.
En el caso de un menor, una mascota puede influir de manera muy positiva en su desarrollo educativo y social. Cuando un niño tiene una mascota, no solo tiene un compañero de juegos, también tiene una serie de responsabilidades que debe asumir: aprender a cuidarlo, a valorarlo y a respetarlo.
Tener una mascota es la oportunidad para que un niño se eduque en los valores de la naturaleza y el cariño por los animales. Además, una mascota ayuda a desarrollar sentimientos de cariño y afecto, además de enseñar a respetar ciertos límites.
Un niño que se cría con una o más mascotas, tiene hasta un 30% menos de posibilidades de desarrollar conductas antisociales.
Para que estos beneficios se manifiesten, es necesario educar a nuestro menor en ciertas ideas:
Con el tiempo, estas actitudes calarán en el menor, lo que influirá en su crecimiento y en su actitud hacia los animales y hacia otros humanos.
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