Cuando un perro marcha, el que queda en el hogar, muestra unos cambios de conducta propios del duelo por la pérdida.
La Universidad de Milán ha llevado a cabo un reciente estudio, en el que ha preguntado a varios adultos cuyo perro de compañía había fallecido, teniendo además, otro perro que quedaba en casa. En el cuestionario, indagaron acerca de posibles cambios en el comportamiento de este último animal.
Una mayoría, el 86%, indicaron cambios negativos en la actitud d su mascota, siendo un 25% de animales los que permanecían con esta conducta pasados los seis meses. Preguntados por los cambios, la mayoría acusaba de menor apetencia para el juego, y un aumento en la búsqueda de atención.
En el día a día, los encuestados notaron un aumento en las horas de sueño y en la temeridad, además de lloros y tristeza. Por contra, disminuía su apetito. En estos casos, la relación entre perros había excedido el año, siendo obviamente, una convivencia amistosa.
De estos resultados, se puede intuir, no solo un comportamiento cercano al duelo por la pérdida de este compañero animal. La actitud de tristeza del humano, también influye en el comportamiento del can.
Es por ello que debemos tener en cuenta las respuesta de tipo aflictivo entre mascotas. Esto es, si uno de los animales de la casa marcha, debemos poner de nuestra parte para que el resto de mascotas puedan superar pronto esa pérdida, o corremos el riesgo de que algunas actitudes sean permanentes.
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