Los dispositivos portátiles inteligentes (conocidos como Wearables) ya son parte de nuestra vida. Aparecieron hace relativamente poco y ya no sabemos vivir si nuestro reloj o pulsera inteligente, un sector que crece cada año a mayor ritmo. Era cuestión de tiempo que, de los humanos, pasásemos a las mascotas.
Y son dispositivos realmente útiles, ya que sus funciones principales se basan en la localización y la actividad de nuestro compañero peludo. Incluso podemos controlar su frecuencia cardíaca y hasta sus horas de sueño.
En principio, todo entra dentro de lo normal, hasta que un estudio llevado a cabo por el grupo de Ciberseguridad de la Universidad de Bristol ha descubierto que la recopilación de datos va más allá de los supuestos antes mencionados. Estos wearables no son siempre tan respetuosos, llegando a crear perfiles personales de los dueños.
Entre el deseo del consumidor para brindar el mejor cuidado a su mascota y el marketing de estos dispositivos, se crea una falsa sensación de seguridad.
Dirk van der Linden, investigador principal.
El acceso a los datos de actividad de las mascotas podrían usarse para crear perfiles sobre sus dueños, con implicaciones que van desde ladrones que saben cuando acercarse a un hogar, hasta compañías de seguros que podrían investigar los perfiles de salud de los dueños a través de la actividad de sus mascotas.
Dirk van der Linden, investigador principal.
Para el estudio, analizaron 19 dispositivos actualmente en el mercado, y descubrieron que los datos recopilados sobre el dueño, son cuatro veces más altos que los recopilados sobre el animal. Además, las compañías creadoras de esos wearables no eran claras a la hora de explicar qué tipo de datos se almacenan. Y de esos 19, solo seis dispositivos cumplen con el Reglamento de Protección de Datos Europeo.
Por último, de los 19 dispositivos, siete de ellos integraban un GPS que registraba la localización del animal, cuando en su documentación no se indicaba tal seguimiento.
Fuente: Animal’s Health